Desde el 10 de abril de 2025, todos los ayuntamientos españoles con más de 5.000 habitantes están obligados a aplicar una nueva tasa municipal para sufragar la recogida, transporte y tratamiento de residuos sólidos urbanos. Esta medida ha generado dudas y debates sobre quién debe asumir este coste en el caso de viviendas alquiladas: ¿el propietario o el inquilino?

Contexto de la Tasa de Recogida de Basuras

La tasa de recogida de basuras se ha implementado para cumplir con los objetivos de gestión de residuos urbanos establecidos por la Unión Europea, que exige alcanzar un 55% de reutilización y reciclaje de residuos para 2025. Esta tasa, inspirada en el principio de «quien contamina, paga», busca responsabilizar a los ciudadanos por los residuos que generan.

¿Quién Debe Pagar la Tasa?

La Ley de Haciendas Locales establece que el sujeto pasivo de la tasa es quien se beneficia del servicio, es decir, quien reside en el inmueble y genera los residus. Por lo tanto, en principio, el pago recaería en el inquilino. Sin embargo, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) permite que el propietario y el inquilino acuerden libremente quién asume determinados gastos, incluidos los tributos municipales como la tasa de basuras, siempre que dicho pacto quede escrito por contrato.

Implicaciones para Propietarios e Inquilinos

Para los propietarios, es importante asegurarse de que el contrato de arrendamiento refleje claramente quién debe pagar la tasa de basuras. La transparencia en el contrato es clave para evitar conflictos y asegurar una convivencia sin sobresaltos. En caso de que no haya un acuerdo específico, la responsabilidad recaerá en el inquilino, ya que es quien se beneficia del servicio de recogida de residuos.

Consideraciones Adicionales

Cada ayuntamiento puede determinar cómo calcular el importe de la tasa, lo que puede generar diferencias significativas entre municipios. Algunos municipios establecen una tasa fija, mientras que otros la calculan en función de criterios como el valor catastral, el número de personas empadronadas o el consumo de agua. Además, se contemplan tasas diferenciadas para consumidores en riesgo de exclusión social, teniendo en cuenta los ingresos, la condición laboral, familiar o personal.

En conclusión, la nueva tasa de recogida de basuras es una medida necesaria para mejorar la gestión de residuos urbanos y cumplir con los objetivos europeos. Aunque la responsabilidad del pago recae en el inquilino, es fundamental que propietarios e inquilinos lleguen a acuerdos claros y transparentes para evitar conflictos. La clave estará en la colaboración y la comunicación entre ambas partes para asegurar una convivencia armoniosa y cumplir con las nuevas normativas.